Castillo de Malavella
Sant Maurici es una ermita muy apreciada por los habitantes de Caldes, aunque el edificio que podemos contemplar hoy en día data del siglo xix. Debemos buscar su origen en las ruinas cercanas al templo, que pertenecen al castillo de Malavella, centro del poder feudal de Caldes desde el siglo xi hasta el xiv. Entre estas se adivinan claramente los restos en ruinas de otra capilla, que debió de preceder a la actual.
Del castillo se conservan bastantes restos, que nos permiten adivinar su planta, cuadrangular, con ángulos achaflanados reforzados por torres. La historia no lo afirma, pero sí la leyenda: sus muros y torres fueron derruidos una vez que los habitantes de la población se vieron libres de la tiranía de la señora del castillo, la Mala Vella (‘Mala Vieja’), que tenía la macabra costumbre de hacerse servir, como manjar y bien guisados, los tiernos corazones de los niños de la población. Leyenda, historia y patrimonio se funden en uno de los lugares más emblemáticos de Caldes de Malavella.