Torre de Marata
La primera noticia de los Marata data del siglo xiii (1287), cuando la familia se emparentó con los Cartellà. A lo largo de la historia, el edificio pasó por varias familias nobles, como la de los duques de Híjar, hasta que en el siglo xix se convirtió en casa de campo.
Se trata de un edificio fortificado y amurallado de planta cuadrada, con una gran torre de defensa. Asimismo, integran el conjunto de Marata un foso, una prisión, una pequeña capilla y varias dependencias que en la actualidad constituyen otras casas.
La torre, de forma redondeada deformada, está rematada por almenas y varias aspilleras enmarcadas con ladrillos en su parte superior. La casa tiene tres plantas y su cubierta está en parte aterrazada, con vertiente parcialmente a fachada. Esto se debe a un incendio que tuvo lugar en 1923 y que afectó al segundo piso; en su restauración, perdió parte de la terraza superior. Las aberturas de la planta baja son el gran portal de doble arco de medio punto con pequeñas dovelas, las dos ventanas a cada lado del acceso principal, con marcos de piedra sencillos, y las aspilleras, también enmarcadas en piedra, a ras del suelo. En el primer piso encontramos ventanas geminadas románicas y góticas treboladas con columna y capitel y dintel conopial. Igual que la torre, la casa también presenta aspilleras.